sábado, 16 de diciembre de 2017

¡Feliz cumpleaños, Jane!



Pues sí, queridos míos. Hoy  hace nada menos que 200 años que la señorita Jane Austen tuvo a bien venir a este mundo para, un tiempecito después, dedicarse a escribir historias que a algunos de nosotros nos internarían en el maravillos mundo de la literatura. 


En mi tierna edad de preadolescentes años, mantenía correspondencia con varios desconocidos, amigos después, por medio de un programa de intercambio epistolar que organizó una compañera de colegio. Con una de estas amigas (¡Hola, Robin!), un día decidimos regalarnos un libro en nuestro idioma. Yo le regalé el Poema del Cid, ella a mí, Orgullo y prejuicio.   Y así empezó todo... Mi profesora de inglés había hecho su tesis sobre Austen y me metió el gusanillo.  Como ya os he contado en otras ocasiones (o a algunos no), desde muy pequeña había libros en mi casa y mi madre me enseñó a leer antes de entrar en parvulitos, así mi padre tenía excusa para traer aún más libros a casa, como si necesitase alguna.  Con el tiempo, decidí estudiar filología, y aquí me tenéis, enganchada a todo lo que tenga que ver con las historias, inventadas o no, pasando por la literatura escrita y evolucionando hacia la comunicación global. Aventuras que se pueden vivir intensamente, en solitario o compartidas, y que llenan nuestra propia aventura diaria del vivir, en el momento y situación que nos han tocado a cada uno.

Por eso le tengo cariño a Jane. He leído Orgullo y prejuicio,  no sé, ¿doce veces? Las primeras aproximaciones no pasaban del primer capítulo, era joven y ese inglés no era como el de los libros de Arthur y Mary, que menudas aventuras cotidianas tenían los colegas, también. Leí el principio cinco o seis veces, hasta que un día lo conseguí acabar. Y ahora es un must anual. Bueno, bienal que una se hace mayor y le falta tiempo para todo. 

El año pasado presenté algunas fotos  al Mugs and books V de Mónica Serendipia, y tuve la fortuna de ser elegida con una foto que tenía como motivo un té con mi querida Jane. Ha sido un honor participar en este concurso, conocer el mundo blogger, compartir mis aficiones lectoras y recibir muchas más recompensas emocionales en este siglo XXI; muchas de ellas, sin embargo, tienen su raíz en esta querida escritora del siglo XVIII, que estaría en nuestras cuchipandas sin dudarlo un momento. 


Por eso y porque sí:


¡Feliz doscientos cumpleaños, Jane Austen!






Todas las fotografías que aparecen en este artículo han sido realizadas por la persona que da vida al personaje de Literary Shadow. Vamos, por mí. Podéis usarlas, citando mi autoría, si os place. 


martes, 21 de noviembre de 2017

En barbecho






Sí, queridos míos. Este blog está en barbecho.




Entendámonos, el blog es mío, y como yo, pues es muy "sui generis". Es decir, que está en barbecho aparente, porque sí que hay semillas descansando bajo sus surcos. 

Esas ideas que están a falta de forma y color definitivos, pero que tengo previstas desde hace mucho y por uno u otro motivo no germinan aún. Por un poner: 

  • Sagas como pimientos de padrón. (Unas enganchan y otras non)
  • Qué bien me suena este libro
  • Queridos lectores: librerías por correspondencia 
  • Y muchas más...


Y por el mismo motivo, porque es un barbecho a su aire, de vez en cuando sobresaldrá una plantita por allí, otra por acá, como la fotito que espero publicar en breve para el #MugsandBooks, que viene organizando desde hace algún tiempo ese encanto de persona que es  @MónicaSerendipia,

Y llegado su momento, florecerá.




jueves, 1 de junio de 2017

Bienvenido, junio. Lecturas y sorteos.


Están empezando a aparecer las tardes calurosas.  Bien, en realidad quiero decir que mayo se ha visto salpicado de tardes que superan las temperaturas consideradas decentes para una primavera.  

Ahora ya tenemos excusa: "Es que en junio empieza el verano, y ya se va notando..." Pues no, oiga, que lo mismo se nubla, que hay viento, que sales de casa en sandalias y vuelves arrebujada como puedes en el pañuelo que te salva de la congelación (Si no es por la calle, el transporte público ya se encarga de poner el aire acondicionado al máximo).

Lo bueno es que muchas de estas tardes se pueden aprovechar para sentarse en un banquito del parque y leer antes de que lleguen las temidas torraeras del verano. 

Yo las he aprovechado bastante bien durante las últimas semanas de abril y todo mayo. Mis compañeros han sido: 



Y aún me acompañan


Todos ellos en papel, algunos propios, otros de la biblioteca, pero el caso es que parece que el sol me provoca una cierta nostalgia vintage y me gusta sentarme oyendo los pajaritos (esto empieza a ser recurrente) mientras paso las páginas, retiro las hojitas de las flores que van cayendo sobre ellas y pierdo los marcapáginas en el bolso y me vuelvo loca buscando por dónde había interrumpido la lectura. 

Esa tradición.

* * * * * * * * 

Otro efecto secundario de los incipientes calores es el deseo de volver a apuntarme a todo sorteo que me resulte apetecible. 

Y por el momento, me han apetecido estos sorteos que tan buena pinta tienen. 




Hay un sorteo conjunto en los blogs de Pedro de El Búho entre libros, Teresa de Leyendo en el bus, Manuela de Entre mis libros y yo, y yo me he apuntado en el de Concha y Bea de De lector a lector, en el que sortean "Escrito en el agua" de Paula Hawkins. Tenéis hasta el 8 de junio para apuntaros.


El blog de Entre mis libros y yo, sortea un ejemplar de cada una de estas novelas, tenéis para apuntaros desde el 1 de junio de 2017 hasta el 15 del mismo mes. Muchas ganas de recibir en mi casa tanto a Cari Ariño, como a Carmen Conde. Espero que una de ellas provenga de este sorteo.

 
Y para este sorteo tan chulo y lleno de misterio, tenéis hasta el día 21 de junio para apuntaros en el blog de Inés, la huella de los libros. ¿Os apetece estar con la intriga hasta ese día? ;) 

* * * * * * * * 

Y con esto y un boniato, me voy al parque cuando tenga un rato.

¿Queréis leer alguno conmigo?





sábado, 1 de abril de 2017

La primavera ha venido ¡y apenas he leído!





Pues sí, queridos lectores:  En mis momentos de reflexión, o si lo preferís, de ensueño, suelo pensar lo que voy a contar en el blog.  Y se me ocurren muchísimas cosas. Estos primeros meses quería, por ejemplo, ir publicando reseñas a medida que fuese leyendo los libros, comentar las citas que más me habían impactado, si os los podría recomendar con ardor o si no le iban a gustar a determinados lectores... y estas cosillas que en mi mente tienen un desarrollo brillantísimo.


Luego, claro, me despierto, vivo, trabajo, viajo y duermo, como cada hijo de vecino. Y se me va la idea por las nubes, con los pajaritos y las hojas de los árboles mecidas por el viento... Ejem... perdón.

Para evitar esta dispersión, tomo notas en los formatos digitales o, para los libros en papel, voy cargada de post-its con los que señalo esos párrafos que me inspiran y que rondan mi imaginación esperando que los plasme en el blog.  De momento, os contaré lo que he leído hasta ahora a la espera de sus respectivas reseñas.


        











  • El último encuentro, de Sándor Márai, traducido del Húngaro por Judit Xantus Szarvas. Un libro delicado, intimista, que nos desvela la  historia de los personajes hasta descubrir el misterio que los mantiene unidos y separados a la vez.  Lleno de frases para pensar.  

  • Besos de nadie, de Victoria Ash. Poemas frescos y llenos de sentido. Tomé la decisión de regalarle este libro a mi hija tras leer esta estupenda entrada en el blog de MientrasLeo. 

  • Nada, de Carmen Laforet.  En realidad, es la tercera vez que lo leo. La primera era muy joven, lo leí por recomendación de mi profesora de literatura y me gustó tanto, que guardé un buen recuerdo de él. Ya algo más madura, lo releí y esa impresión perduró. Por ello, cuando en un club de lectura propusieron este título no lo dudé. Bien escrito, mantiene la actualidad en muchos de los temas que trata, en algunos casos, para desgracia de algunos.

  • El blog de la doctora Jomeini, de Ana González Duque. Es una recopilación de artículos aparecidos en dicho blog, en los que cuenta con mucha gracia y naturalidad las peripecias de una residente de anestesia. 

¿Cuatro libros en tres meses? ¿Cuatro libros finitos? ¿Y tú eres una ávida lectora? No queridos, no. La cosa no queda ahí. Tengo momentos conejillo de indias también: estoy leyendo una novela aún no publicada de unas seiscientas páginas, que me está gustando bastante, que además, alterno con otras lecturas no profesionales:

  • Estoy a puntito de terminar El afinador de pianos, de Daniel Mason, traducido por Gemma Rovira Ortega. Una historia sobre un afinador de pianos, que ha de emprender un viaje a Birmania, durante la colonización británica. Con momentos que me recuerdan a Pasaje a la India, de Foster, respecto a la caracterización de los personajes y la manera de describir los paisajes entretejiéndolos en la novela como si de otro protagonista más se tratase. 


Estoy en ello

  • Khimera, de César Pérez Gellida. No sabía muy bien qué me esperaba dentro de sus páginas, pero la portada me enganchó. Me encontré con un mundo futuro, lleno de cambios geopolíticos y muchos, muchos nombres extraños.  Necesitamos encontrar al bogatyr, que... (bueno, ya os enteraréis) el caso es que cuando andaba por la mitad, lo pilló mi marido y se lo está leyendo. Cuando el lo acabe, continuaré.

  • El exilio de Amún Sar, de Juan González Mesa.  El caso es que tuve que ir de acompañante al médico mientras mi acompañada se hacía una serie de pruebas y por no llevar muchos trastos, empecé esta novela corta que tenía en el kindle comprada desde hace tiempo. Es ficción fantástica, muy entretenida, estoy casi casi segura de poder desvelar el misterio... probablemente la termine hoy, en cuanto publique esta entrada. :) 

Sí, porque se me acumulan las tareas y no llego a plasmar los pensamientos para que sepáis que sigo aquí dando la lata. Tengo más cosas que contar, pero, eso es otra historia. 


¿Sois tan desordenados como yo en cuestión de empezar lecturas cuando aún no habéis acabado las otras? ¿No sabéis cuál acabar primero?


Feliz primavera lectora.













miércoles, 22 de febrero de 2017

Conociendo autores en la biblioteca




Ahora que casi se está acabando el mes, vengo a contaros una iniciativa de mi biblioteca que promueve la lectura de autores que de otro modo pasarían desapercibidos cuando alguien va con una idea preconcebida o su intención es curiosear entre las más recientes adquisiciones.

El caso es que no me había dado cuenta, conscientemente, quiero decir. Pero sí que veía que en un expositor al lado de las novedades había un montón de libros del mismo autor; también había un bonito cartel encima, que yo obvié convenientemente, en el que ponía: AUTOR DEL MES. Así, en mayúsculas. Al ladito de las novedades, con una foto y todo por si no nos hemos dado cuenta. A prueba de despistados.


Este mes nos presentan a Pierre Lemaître.

No sólo eso, además nos ofrecen sobre el mostrador unos folletitos muy monos que se han currado con mucho cariño.  Te presentan una breve biografía del autor, un recuento de premios si los tuviera y una relación de sus publicaciones, con la signatura debajo, por si los quisieras ir a buscar en ese mismo momento.




Te los puedes llevar para leer más cómodamente, allí mismo o en casa.

Últimamente he oído hablar de "Tres días y una vida"  bastante en Twitter, el nombre del autor también me era conocido. Y ahora que hemos sido formalmente presentados, tendré que intimar algo más...



El mes pasado recomendaban a Sándor Márai.  Una lástima que no viese el folletito hasta este mes, porque lo que hice fue recorrer la estantería de la recomendación, leyendo las contraportadas, las sinopsis, hojeando el interior por si alguna frase me llamase la atención, -que tampoco es una mala manera de decidir, digo yo- y por último me llevé "El último encuentro".  También porque había estado hablando de ese libro precisamente con Raquel, quien ha hecho una magnífica reseña AQUÍ, en su blog El momento de Raquel. Y hacía mucho que quería leer algo de este autor, que no suele figurar en las listas de best-sellers ni en las de novedades.



Buena iniciativa ¿verdad?

También he visto que este mes, febrero, el mes del amor, andan diciendo por ahí (¿porque el 14 es San Valentín? ¿porque nació una estupenda criatura que desde aquí os observa?), tenía su folletito propio.  Bueno, febrero en sí mismo, no: El amor. Con libros que hablan de amor, fragmentos de amor en libros, películas con tema amoroso.  Por eso, aunque le tenga especial cariño al mes de febrero, me gustaría pensar que ese folleto estará vigente mucho, muchísimo tiempo.




Sed felices.








martes, 17 de enero de 2017

Traductores: puentes entre mundos




A mi madre le encanta Tolstoi.   Ella me recomendó leer Anna Karenina en mi adolescencia. Aunque su autor favorito era, sin lugar a dudas, Dumas.  Oh sí, releía una y otra vez esos tomos con el lomo rojo, con sus letras doradas y hojas impresas en papel biblia. Sentía auténtica pasión por algunos conocidos autores franceses, Stendhal, Victor Hugo, Zola

Mi padre, sin embargo, sí que era más de rusos: Chejóv, Dostoievski, y además de los clásicos, también leía con fruición al más reciente Solzhenitsyn, de quien una y otra vez me ha recomendado Un día en la vida de Iván Denísovich, que tengo que leer en algún momento, al igual que La princesa Tarakanova de G. P. Danilevsky.

Mis padres no pudieron estudiar mucho, les pilló la guerra y la postguerra. Salieron de su pueblo para venir a la capital a crear una nueva vida y una familia. Y encontraron un vendedor de libros, que recogía las colecciones de fallecidos sin herederos, vendiéndolos al peso.  Poco a poco tuvimos una excelente biblioteca que nos proporcionó innumerables horas de entretenimiento, aventuras y conocimiento. Historias de lejanos países, cuyos personajes habían sobrevivido a los más terribles avatares que el destino les había deparado.




Mi infantil empeño fue más lejos y quise ver con mis
propios ojos lo que  mis autores favoritos,  como
Wilde o Carroll, nos contaban. Y me hice traductora.
Por aquel entonces, en mi casa no se hablaba ruso, ni francés; apenas yo comenzaba a aprender inglés, en un infantil empeño de entender las canciones de los Beatles que salían en la serie de dibujos animados.  Y sin embargo, podíamos acercarnos a esos grandes monstruos literarios: gracias a las traducciones

Aunque no fuesen siquiera las mejores disponibles: muchos autores eran traducidos de versiones francesas de los originales, con tan solo una versión intermedia en el mejor de los casos. Una suerte de juego del "teléfono estropeado", si se traduce algo que luego se retraduce, es bastante probable que acabe desviado del original. Pero, aún así, han conseguido que entendamos lo que de otro modo nos sería imposible.

Afortunadamente, contamos con estupendos traductores en la actualidad, que se forman en varias lenguas y se apasionan en el proceso, cuidan las fuentes y se esfuerzan por que a nuestras manos lleguen las mejores versiones de obras inmortales. Por eso es necesario revisarlas; sin ir más lejos, la Guerra y Paz que he leído yo no es la misma obra que leyó mi madre. (Mario Muchnik hace referencia a la nueva versión AQUÍ. )


Pero no son las diferencias entre traducciones lo que quería tratar, sino más bien, agradecer que existan traductores que nos acercan a los idiomas que no entendemos. Porque parecen invisibles. Una amiga dice: "Me encanta como escribe  Xxxx", no amiga, no.  Si lo leyeses en su lengua original, todavía. Que no digo yo que no te gustase, pero lo que tú estás leyendo es una traducción. "Pues este libro está fatal traducido", y ¿cómo lo sabes?  Tal vez no, puede que la persona encargada de acercarte esa historia haya querido ser fiel al horrible estilo de Zzzz, que también sucede. Ahora muchos de nosotros, no solo los profesionales de los idiomas, podemos leer a los autores en su propia lengua, a algunos, claro, porque el polaco y yo no tenemos ningún tipo de relación, por ejemplo; ahí nos echa una mano en casa Jose M. Faraldo, traductor de la saga Geralt de Rivia.


¿A que no es tan complicado poner el nombre en la portada?

La traducción literaria tiene unas particularidades propias.  Para los lectores es un lujo que el mismo traductor conozca al autor y su obra, que tenga la posibilidad de dar continuidad a una saga y nos sumerja en los textos sin que en ningún momento nos demos cuenta de que estamos ante una traducción. Puede parecer sencillo cuando lo estamos leyendo, pero no podemos imaginar el proceso que ha seguido el traductor hasta llegar al resultado que tenemos en nuestras manos: investigación, documentación, si se han traducido entregas anteriores cómo se definió tal elemento... Durante los cursos de Traduficción, tuve la oportunidad de estar inmersa junto con otros compañeros en un mundo fantástico de neologismos, expresiones extrañas y, también, expresiones coloquiales que no habíamos oído en la vida.  Manuel de los Reyes * coordina e imparte estos cursos, en los que nos hace trabajar como enanos, para poder tener una minúscula idea de cómo es su trabajo habitual.  Ha traducido a Isaac Asimov, Brandon Sanderson y muchos otros autores que levantan pasiones en el mundo de la ciencia ficción y la fantasía.

Otra gran favorita en casa es Pilar Ramírez Tello*.  Seguro, segurísimo que habéis leído traducciones suyas. La saga Divergente o la trilogía de Los juegos del Hambresin ir más lejos. ¿A que creíais que existía el Sinsajo? Pues no, queridos, este palabro se lo inventó nuestra amiga Pilar, y mira dónde ha llegado. También cuenta en su haber con títulos menos comerciales, pero de gran calidad narrativa.




Estos grandes profesionales son en algunos casos escritores también. Pilar Adón, Claudia Casanova o la más conocida Olalla García *, con una larga carrera como novelista histórica, (El jardín de Hipatia, Rito de Paso) que recientemente se ha pasado al thriller, y José C. Valés *, quien probablemente os suene porque ganó con su novela Cabaret Biarritz el Premio Nadal de Novela 2015. Capaces no solo de trasladar las historias ajenas para nuestra comprensión, sino que también crean otros mundos que a su vez serán traducidos por otros para ser leídos por quienes no dominan nuestro idioma.


Considero necesario que seamos conscientes de que tenemos traductores buenos, y sería mejor si tuviesen más visibilidad y los nombrásemos en nuestras reseñas de libros extranjeros, como elemento esencial para adentrarnos en las obras. Y las editoriales los incluyesen en la portada. 












viernes, 6 de enero de 2017

Tarro libros 2017








Empezamos el año lector con mucha ilusión y un reto del que tenía conocimiento, pero en el que no había participado hasta ahora. Se trata de la tercera edición de Tarro libros, promovido por el blog Carmen y amigos. Es un reto sencillo. Se escoge un tarro y lo decoramos al gusto y por cada libro que terminemos de leer, introduciremos un euro u otra moneda local con un papelito indicando a qué libro corresponde.  

Al final del año, dependiendo de lo prolijas que hayan sido nuestras lecturas encontraremos ¡oh, sorpresa! una cierta cantidad de monedas que gastaremos en ¿sabéis qué? sí, en comprar más libros, esta adicción que poseemos la mayoría de los lectores y que alimenta nuestras estanterías, nuestra imaginación y nuestra vida social lectora. 

Me estaba planteando asignar distintas cantidades según las páginas del libro leído: los de menos de 200 páginas 50 céntimos, los que tengan entre 200 y 400 un euro y los que pasen de esa cantidad, dos euros.  El caso es que me ha parecido mucho más simbólico el tema un euro / un libro. Y ya se arreglarán las medias mátematicas entre ellos.

Y ni corta ni perezosa, he elegido mi tarrolibro, que ya tiene su primera monedita, la que corresponde a "El blog de la Doctora Jomeni" y está esperando la del futuro pretendiente que le sigue detrás. 




Probablemente no rebosará tanto como el ánfora que encabeza esta entrada, pero opino que es un destino muy romántico para estos ahorrillos; lo que viene de los libros, se va en libros.

¿Qué os parece esta iniciativa? ¿Os apuntáis?